
La maravillosa Luang Prabang, entre dos ríos y sobre templos
Y el 30 de noviembre llegamos a la ciudad que más me ha gustado hasta ahora, Luang Prabang.
Rodeada de montañas y situada entre el río Mekong y el río Nam Khan, Luang Prabang te sorprende por su tranquilidad, sus templos y su gente. La perla de oriente, según la Lonely Planet, es una de las ciudades donde hasta me podría imaginar viviendo algún día, o, mejor aún, jubilándome.
¿Qué ver en Luang Prabang?
Templos
La ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, tiene más de 50 templos. Entre todos ellos destacan:
- El Wat That Chomsi, situado en lo alto del monte Phou Si en medio de la ciudad, es perfecto para ver el anochecer sobre Luang Prabang.
- El precioso Van Xiengthong, construido en el 1559, es el más famoso de la ciudad.
- El Wat Wisurant, el templo más antiguo de Luang Prabang data del 1513 y se caracteriza por su estupa redondeada.
- Haw Pha Bang, adornado con un bonito exterior, dentro se encuentra un Buda de oro.
Pero, en realidad, si realmente quieres disfrutar de los templos, lo mejor es ir a los más pequeños. Allí estarás más tranquilo y podrás mantener una buena charlar con los monjes.
Night Market
A parte de los templos, por las noches, en el centro de la ciudad se monta el Night Market. Es sin duda el mejor mercado nocturno que he visto hasta ahora, y mira que por aquí hay muchos…
En el mercado puedes encontrar sobretodo ropa estilo laosiana y decorativos muy originales y curiosos. Justo al lado encontramos en un callejón un curioso buffet. Por un euro podías comer todo lo que fueras capaz de poner encima del plato.
A las afueras de la ciudad, a unos 30km, hay dos cascadas bastante famosas. Nosotros no las visitamos por ser temporada seca pero si vas en época de monzón seguro que merece la pena una visita.
¿Qué hacer en Luang Prabang?
Yoga y bares
Disfrutamos tanto los días en Luang Prabang también gracias a que encontramos un sitio cerca del río donde practicar yoga. Las clases eran gratuitas y las organizaba el Utopia Bar.
Dicho bar, por las noches, se transformaba en un bar chillout repleto de turistas, donde también podías jugar al vóley playa. Nos gustaba ir para tomar algo pero enseguida nos animábamos y acabábamos en una discoteca laosiana que había a las afueras.
De momento, solo tengo buenas palabras para describir a la gente de este país. Siempre educados, amables y tratándonos con mucha simpatía.
Cuando agotamos nuestros días en la perla de oriente nos fuimos a Vang Vieng, ciudad famosa por sus cuevas y el por la fiesta del tubing.