Profesor de inglés en Tailandia: mi experiencia

Relato de mi experiencia trabajando de profesor de inglés en una aldea perdida

Echando currículos por todo Asía contacté con una agencia que colocaba extranjeros en zonas rurales de Tailandia para ejercer de profesor de inglés. La agencia se llamaba Mediakids.

Diez meses pasé en España entre vacaciones y trabajos basura. Inevitablemente ya volvía a echar de menos mi vida en Asia. Sonaba bien trabajar en Tailandia por una temporada de profesor de inglés. Además vivir en una zona rural, en un pequeño pueblecito, era algo que tenía pendiente desde hacía años. Así que no me lo pensé dos veces. Firmé un contrato de cuatro meses y en mayo del 2016 inicié una nueva etapa en Tailandia.

Me destinaron a una pueblo perdido entre Bangkok y Chiang Mai, vamos, donde no paraba nunca nadie. Concretamente en la provincia de Kamphaeng Phet. El pueblo se llamaba Khlong Khlung y en el Google Maps aparecía cerca de un río y rodeado de naturaleza.

Enseñando inglés en Tailandia – Agencia Mediakids

Solo llegar a Bangkok la agencia nos pagó tres noches de hotel y nos hizo un curso de formación sobre Tailandia; sus costumbres, los centros educativos y la metodología que debíamos seguir. Éramos unos 50 extranjeros venidos de todo el mundo buscando una nueva aventura. La mayoría de los profesores eran nativos aunque no tenían nada de experiencia ejerciendo de profesor de inglés.

La agencia Mediakids tenía escuelas por todo el norte de Tailandia. En algunas zonas mandaban hasta 5 o 6 extranjeros. A mi provincia solo fuimos dos, una chica filipina y yo. Me esperaban 4 meses sin ni un solo extranjero a la vista.

Al cuarto día, una vez acabado el curso, nos fuimos al pueblo. A medio camino entre Bangkok y Chiang Mai se bifurca una pequeña carretera a la derecha, y allí, a dos kilómetros, está Khlong Khlung. Con un río al lado y rodeado de campos pero ni una sola montaña.

Si iba hacia el norte, estaba a una hora de distancia de la ciudad de Kamphaeng Phet y si iba hacia el sur, estaba a otra hora de Nakhon Sawan, la capital provincial de la provincia de al lado. A 5 horas de Bangkok y a 5 horas de Chiang Mai. Estaba en medio de la nada.

Khlong Khlung, Khamphaeng Phet

El contrato incluía residencia pagada así que me dieron una bonita habitación en un hotel. Era una especie de bungalow. La verdad es que el sitio me encantaba. A 5 minutos del río caminando y a 15 minutos en moto del colegio.

La chica filipina vivía al lado. La escuela estaba a unos 10 km así que solo llegar nos alquilamos una moto entre los dos. Aprendí a conducir esa misma tarde y al día siguiente conduje hasta la escuela con mi compañera de trabajo detrás. Y encima, conduciendo por la izquierda…

Pero conseguimos llegar sanos y salvos. La escuela estaba al lado de una carretera secundaria que llevaba a otros pueblos. Todos los estudiantes de los pueblos de alrededor, desde guardería a primaria estaban aquí escolarizados. A los estudiantes de guardería se les llama “Anuban” y a los de primaria “Prathom”

La escuela era gigante. Justo al pasar la entrada había un patio principal repleto de árboles de mango. Al acabar las clases podías ponerte a coger mangos y luego llevártelos para casa. También, tenían 4 perros muy majos que siempre los veías deambulando cerca del comedor.

El patio principal estaba rodeado de casitas de un piso. A la izquierda estaba el comedor y en frente el único edificio de dos plantas. El primero piso era para las aulas de Anuban y el segundo para los mayores (Prathom 6) y la oficina del director. A la derecha del patio estaban las aulas de Prathom 4 y 5 y el despacho de profesores. En la parte de atrás había un campo de fútbol de césped natural y una cancha de baloncesto. Ambos estaban también rodeados de aulas para Prathom 1, 2 y 3.

El horario de trabajo en la escuela

El horario para el profesor de inglés era este:

• 8 a 9: Gate Duty. Morning Talk. Rezo. Izar la bandera. Meditación.
• 9 a 9:50: Clase con los niños de guardería (Anuban) o primer curso de primaria (Prathom 1).
• 9:50 a 11:50: Dos hora de clase con uno de los niveles de primaria (Prathom).
• 11:50 a 12:50: Descanso para comer.
• 12:50 a 14:30: Una hora y media de clase con uno de los niveles de primaria (Prathom).
• 14:30 a 16:00: Descanso para preparar clases, corregir deberes, exámenes…

Mi día a día en el trabajo en Tailandia

El horario de trabajo era de 8 de la mañana a 4 de la tarde. Una vez a la semana cada profesor tenía que quedarse en la puerta principal dando la bienvenida a los alumnos (Gate Duty).

Al acabar el día, también tenía que despedir a los alumnos. También una vez a la semana cada profesor de inglés debía dar una charla o enseñar algo al conjunto de los alumnos reunidos en la cancha de baloncesto (Morning Talk)

A las 8 de la mañana los alumnos llegaban a la escuela. Se hacía el Morning Talk, luego se ponían a rezar conjuntamente e izaban la bandera. A continuación, antes de que las clases empezaran, los alumnos limpiaban las aulas o se ponían a meditar conjuntamente.

Lo de la meditación, era algo digno de ver. En ocasiones, durante la clase, cuando los niños estaban muy excitados o se portaban mal, si les decías “Nansamati”, se sentaban cruzando las piernas en la silla y se ponían a meditar.

De 9 a 9:50 tenía clase con los niños de guardería. Tres días a la semana y cada día una clase diferente. De 9:50 a 11:50 y de 12:50 a 14:30 tenía clase con los de primaria. En resumen, había 5 niveles y tenía 3h y media de clase con cada nivel a la semana.

Profesor de inglés en Tailandia – Deberes del profesor

La imagen es muy importante en Tailandia. Tanto los alumnos como los profesores tailandeses llevaban cada día de la semana un traje diferente. Los lunes se llevaba el uniforme del colegio, los martes se iba de morado que era el color del rey, los miércoles un vestido tradicional, los jueves un traje a lo boy scout y los viernes un chándal deportivo. Yo tenía que llevar siempre zapatos, pantalones de pitillo, camisa y la corbata azul que me había dado la agencia con el logotipo de Mediakids.

Mediakids daba todo el material escolar tanto a los alumnos como a los profesores. Todos los alumnos tenían su libro de texto y su libro de actividades. Nos había informado de que teníamos que mandar a la agencia cada dos semanas las unidades didácticas de las siguientes dos semanas.

También, al cuarto mes, teníamos que presentar las evaluaciones semestrales o no se nos mandaría el sueldo del último mes. Los estudiantes no podían suspender, así que si alguno no sacaba buenas notas en los exámenes había que subirle la nota con deberes o actividades de clase.

Profesor de inglés en Tailandia – Los alumnos

Enseñar a niños tailandeses es el mejor recuerdo que guardo de esta experiencia. Son todos/as buenísimos/as, siempre sonrientes, muy abiertos, muy majos, y muy locos.

Entre descanso y descanso siempre me pedían canciones y nos poníamos a bailar como locos. Cuando el tiempo se acababa la clase volvía a empezar como si nada. Era genial el hecho de que tanto al empezar como al acabar la clase siempre recibía algún abrazo.

El punto negativo quizás era que en Tailandia, como en China, y como me supongo que en casi toda Asia, tienen problemas en notificarte las cosas con antelación o informarte bien de otras.

Hay déficit de comunicación. Por ejemplo, no me explicaron bien el sistema de evaluación hasta el último mes con lo cual tuve que cambiar varias veces mi forma de evaluar. O cosas como que de repente se cancelaban las clases porque era algún festivo budista y los niños se iban al templo a rezar y me enteraba esa misma mañana.

Pero en general no me podía quejar. Me dejaban libertad absoluta para enseñar y, si administraba bien mi tiempo, al salir de trabajar no tenía ninguna otra preocupación que preparar clases, corregir deberes o hacer exámenes. Casi todas las tardes me iba a un bar al lado del río y me quedaba allí con una cerveza haciendo mis deberes. Khlong Khlung podía ser aburrido, pero se respiraba calma y tranquilidad.

Trabajando en Tailandia – Mis ratos libres

Mi compañera de trabajo, la chica filipina, era muy simpática aunque no era mucho de salir. Al final me di por vencido. Los fines de semana me iba solo a Nakhon Sawan o a visitar otras provincias de la Tailandia profunda. A buscar amigos y buscar algo de fiesta.

Otros fines de semana me daba vueltas con la moto por la zona y me perdía entre los poblados de los alrededores. Era todo paz y tranquilidad, aunque mucha, mucha soledad.

El último mes, en unas de mis tardes sentado en el río, para mi gran sorpresa me crucé con dos extranjeros. Era una pareja de Sudáfrica que había venido a enseñar a un pueblo de al lado y estaban dando una vuelta por el pueblo. Les enseñé donde vivía, les encantó el bungalow y el bar al lado del río así que se mudaron a vivir también allí.

Ese mes gracias a su compañía resultó bastante más ameno. Por las tardes nos juntábamos a beber cervezas y jugar a juegos de mesa y los fines de semana nos íbamos a dar vueltas por los alrededores.

Despedida y regreso a China

Pasaron los 4 meses aunque a mí me parecía que llevaba más de un año y decidí no renovar el contrato. La experiencia había estado bien, curiosa y relajante, pero no aguantaba tanta soledad. Tenía amigos en Kunming que me decían de volver, que estaba mejor que nunca y que había buenas oportunidades de trabajo. Así que decicí regresar a mi provincia favorita de China, a Yunnan.

Con mucho dolor, al acabar el semestre me despedí de los niños casi con lágrimas en los ojos. No sé si volveré a verlos alguna vez o ni siquiera si se acordarán de este “loco profesor de inglés”, como me llamaban algunos, pero para mí ellos ya siempre estarán en el cajón de mis mejores recuerdos.

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Si en todo el mundo a los niños de 8 años se les enseñase meditación, eliminaremos la violencia del mundo dentro de una generación.

Dalai Lama