Meditación Vipassana en Tailandia: mi experiencia completa
Antes de apuntarme a estos 10 días de retiro practicando Meditación Vipassana en Tailandia me informé bien para enterarme en que se basaba este tipo de meditación. La Wikipedia nos la define como un tipo de meditación budista que se basa en un proceso de autopurificación mediante la autoobservación.
Para llevar a cabo este tipo de meditación es importante seguir un comportamiento moral que se caracteriza por: eliminar el apego, limitar los deseos propios, respetar todo ser vivo y vivir moderadamente.
La Meditación Vipassana, resumidamente, se centra primero en la observación de la respiración para concentrar la mente e intentar así liberarnos de nuestros pensamientos. Una vez liberados de nuestros pensamientos, con tiempo y mucho trabajo, mediante una consciencia pura (mindfulness), podremos “experimentar las verdades universales de la impermanencia, el sufrimiento y la ausencia de ego”.
Aunque la meditación tiene muchos beneficios conocidos, como son por ejemplo: la reducción de la ansiedad y la depresión, la mejora de la concentración, la lucha contra adicciones… El fin último de este tipo de meditación budista y esta filosofía de vida es lograr la iluminación, el Nirvana.
Por supuesto, yo no esperaba lograr el Nirvana en diez días. Solo quería descubrir por mi mismo que era eso de la meditación, comprenderlo y comprobar sus beneficios. Tenía curiosidad por ver si podía a mejorar algún aspecto de mi vida. Con eso me conformaba.
Meditación Vipassana en Tailandia – Wat Suan Mokkh
Encontré por Internet que hablaban bien de un templo en Surat Thani. El lugar se llamaba Wat Suan Mokkh o El Jardín de la Liberación (Garden of Liberation). Lo que me convenció para acabar yendo fue que leí que los monjes hablaban inglés y todo el curso era en inglés. Sin duda era un factor importante para enterarte de todo lo que te enseñaban.
Fui a la estación de autobuses de Bangkok y cogí un autobús dirección Surat Thani sin pensármelo dos veces. Los 10 días de retiro en silenciosa meditación empiezan cada primero de mes. Uno no puede apuntarse online o llamando por teléfono, con lo que hay que ir al lugar justo el día antes de que empiece.
Meditación Vipassana en Tailandia – Condiciones
Una vez allí, por la tarde se hace una reunión y nos explican de que va el curso. Hay muchos extranjeros así que, sobre todo, nos informan que está prohibido hablar durante los 10 días con los otros participantes del curso y que es recomendable evitar cruzar miradas con personas del sexo opuesto.
Nos dicen que habrá dos comidas al día, por la mañana y por el mediodía; y luego, por la tarde, un té o un chocolate caliente. También nos recomiendan llevar ropa cómoda y nos recuerdan que es obligatorio que los hombros y las rodillas estén siempre cubiertos.
A cada uno se le da una tarea diaria que tendrá que realizar en el horario pertinente. Dicha tarea puede ser desde barrer el comedor, limpiar mesas, fregar el suelo a incluso limpiar lavabos. Cuanto antes llegues antes podrás elegir tu tarea. Yo fui rápido y cogí la de barrer el comedor.
Cuando finaliza la reunión, dejas todas tus cosas de valor así como aparatos eléctricos (pasaporte, móvil y cámaras incluidas) dentro de su oficina y te enseñan el recinto.
¿Cómo es el recinto de Wat Suan Mokkh?
El lugar es maravilloso, muy grande, rodeado de naturaleza y alejado de la civilización. Hay dos termas naturales, una para hombres y otra para mujeres.
También dormimos en zonas diferentes. Las habitaciones están situadas en forma de cuadrícula y en el centro hay un gran patio. Te dan una pequeña habitación en la que hay solo una cama de piedra con una finísima colcha, una sábana, una mosquitera y un cojín de madera.
Te aconsejan mirar debajo de la colcha y dentro de tus zapatos cada vez que los uses para comprobar que no haya escorpiones o arañas. Fuera de las habitaciones, en el patio, hay varias fuentes donde, con ayuda de un cubo, podrás ducharte tirándote agua por encima.
Meditación Vipassana – La rutina diaria
A la que se hace de noche nos vamos a nuestras respectivas habitaciones en silencio. Aquí empieza mi experiencia aprendiendo Meditación Vipassana en Tailandia. Ha empezado el retiro, y, también, la rutina:
- 4:00 – Suena la campanilla, es hora de despertarse.
- 4:30 – Lectura de la mañana.
- 4:45 – Meditación sentada.
- 5:30 – Yoga.
- 7:00 – Dhamma Talk: Charla sobre el budismo y la meditación.
- 8:00 – Desayuno y tareas.
- 9:00 – Meditación sentada.
- 10:00 – Dhamma Talk: Charla sobre el budismo y la meditación.
- 11:00 – Meditación caminando.
- 12:00 – Comida y tareas. Descanso.
- 14:30 – Meditación sentada.
- 15:30 – Dhamma Talk: Charla sobre el budismo y la meditación.
- 16:30 – Meditación caminando y recitar mantras en grupo.
- 18:00 – Hora del Té. Descanso (Termas naturales).
- 19:30- Meditación caminando conjuntamente.
- 20:00 – Meditación Sentada.
- 20:30 – Hora de irse a dormir.
- 21:00 – Se apagan las luces.
Y así cada día, en silencio.
Meditación Vipassana – Comienza el retiro
El cojín de madera, como nos dijo un monje, sirve para que cuando suene la campanilla a las 4:00 de la madrugada no te puedas volver a dormir. La verdad es que funciona.
En el desayuno y la comida hay poca variedad y todo resulta bastante soso, pero quizás de eso se trata. Para desayunar, cada día un potaje de arroz con verduras y plátanos de postre; para comer, arroz integral, verduras y tofu con curry. Por supuesto, se come en silencio y se acaba todo lo que te pongas en el plato.
En los descansos uno puede ir a las termas naturales que hay dentro del recinto para relajarse, dar un paseo observando la naturaleza que te rodea o, simplemente, quedarse en la habitación.
En uno de mis descansos, sentado en un banco conmigo mismo, se cruzó al lado mío un lagarto de un metro y medio. Mi primera reacción fue pensar en hacerle una foto, pero enseguida me di cuenta de que no llevaba el móvil encima.
Mi segunda reacción fue advertir a dos personas que estaban por ahí cerca para compartir ese momento, pero no podía hablar. Al final, me quedé observando a ese lagarto majestuoso, caminando lentamente pero con pasos firmes, hasta verlo desaparecer entre las ramas. Fue un momento único y fue solo para mí.
Tipos de meditación
Todas las horas de meditación son grupales, excepto la meditación caminando que tienes la opción de hacerla grupal o individual. También a veces se recitan mantras en grupo, que sirven para concentrarte en una cosa concreta y no pensar en nada más.
La meditación caminando es bastante curiosa; consiste en dar cuatro pasos, volverse sobre si mismo, primero girando el pie derecho, luego el pie izquierdo y repetir la misma acción continuamente.
¿Cúal es la mejor postura para meditar?
Para la meditación sentada nos vamos a un recinto abierto de arena fina rodeado de árboles y naturaleza. Los hombres nos sentamos a un lado, las mujeres al otro y los monjes delante en un podio. Nos dan una esterilla, un banquito de madera y un cojín.
Lo primero que te enseñan es a sentarte adecuadamente para meditar. Hay bastantes variables aunque principalmente nos recomiendan dos: sentarse con las piernas cruzadas o sentarse con las piernas flexionadas sobre ellas.
Nos indican que la mejor postura es aquella en la que tengas la espalda recta y estés cómodo. Puedes sentarte solo sobre el cojín o usar también el banquito de madera para que la pelvis esté aún más elevada y así puedas mantener durante más tiempo la misma postura. También es aconsejable sentarse intentando sacar la pelvis un poco hacia fuera.
Las manos se colocan a medio palmo por debajo del ombligo. La mano derecha se coloca encima de la izquierda, con las palmas hacia arriba y las puntas de los dedos pulgares tocándose ligeramente. “La mano derecha simboliza el método, y la izquierda, la sabiduría; las dos juntas simbolizan la unión del método y la sabiduría”.
Charlas sobre el Budismo
A veces, las charlas sobre budismo y meditación las dan los monjes. Son las más interesantes y es cuando uno más presta atención. Pero, la mayoría de las veces, te ponen una grabación de un monje que estuvo en uno de estos retiros y, durante 3 horas al día, debes escucharlas en silencio.
En estas charlas se habla, sobre todo, de la filosofía del budismo Theravada, que es la rama budista que predomina en el sudeste asiático. Nos cuentan como viviendo una vida moderada, apartándonos de los extremos y de los excesos y con una moral basada en la ética, es posible llegar a tener una vida feliz. Sin embargo, esta felicidad nunca va a ser total, ya que será imposible escapar del sufrimiento.
Las Cuatro Nobles Verdades
Para que uno pueda escapar realmente de ese sufrimiento y lograr así un estado de felicidad suprema (Nirvana), tiene que poner en práctica las Cuatro Nobles Verdades en las que se basa el budismo:
- La vida incluye sufrimiento, insatisfacción o descontentos (duhkha).
- El origen del sufrimiento es el deseo, el querer, el anhelo, la sed (trisna).
- El sufrimiento (duhkha) puede extinguirse cuando se extingue la causa (trisna).
- Existe un Noble Camino Óctuple para lograr este cese: un método para extinguir el sufrimiento (representado con la rueda de Dharma).
El Noble Camino Óctuple
Este método se subdivide un 3 categorías que se aprenden escalonadamente pero que se deben acabar aplicando simultáneamente en nuestro día a día: Sabiduría, Conducta ética y Entrenamiento de la mente (meditación).
- Sabiduría
- Visión o compresión correcta
- Pensamiento o determinación correcta
- Conducta ética
- Hablar correcto
- Actuar correcto
- Medio de vida correcto
- Entrenamiento de la mente (meditación)
- Esfuerzo correcto
- Estar presente o consciencia en el momento correcto.
- Concentración o meditación correcta.
En modo síntesis; nos indican que deberíamos vivir un tipo de vida como la que vive un monje. Dedicarnos al estudio. Vivir cerca de la naturaleza y respetar a todo aquello que nos rodea y a nosotros mismos. No ocasionar daño a nadie ni a nada. No aferrarnos a nada. Vivir sin apegos, ni anhelos y sin excesos. Vivir en moderación. Por último, pero no por ello menos importante, entrenar la mente a diario (meditar).
Todos esos aspectos, en concordancia y armonía, deberían liberarnos de todo sufrimiento y, quizás algún día, ayudarnos a alcanzar la liberación espiritual, el estado de felicidad suprema, el Nirvana.
Meditación Vipassana en Tailandia: El primer día
Si nunca has hecho meditación antes, empezar con este tipo de meditación es bastante duro, por no decir, muy extremo. No solo por la meditación, sino por el tipo de vida que conlleva.
El primer día aún es llevadero. Notas que, como no puedes hablar, lo único que hace tu cerebro es pensar y es contradictorio porque se trata de que no pienses. Pero es imposible controlarlo. Al final del día, estás agotado de tanto pensar. Ha sido un día largo pero, al ser todo nuevo, ha resultado bastante interesante. Eso si, no has conseguido meditar ni un solo segundo.
Meditación Vipassana en Tailandia – Segundo día
El segundo día es de los más duros. Piensas más aún, intentas concentrarte y dejar la mente en blanco, escuchar únicamente tu respiración, pero no puedes. Te vienen pensamientos por todas partes: recuerdos del pasado, planes para el futuro o pensamientos sobre que estás haciendo allí cuando podrías estar viajando. Son, como nos dijo un monje; “nubes que no te permiten ver la claridad del cielo”.
Te estresas porque no puedes controlarlos. Te invaden en cada segundo y cada minuto se hace eterno. Cada hora que pasa es una victoria, una hora menos para que acabe el día. Empiezas a pensar que esto no es para ti pero te has prometido aguantar.
Meditación Vipassana en Tailandia – Tercer día
Para el tercer día comienzas a ver que se han ido unas cuantas personas. Sigues pensando mucho pero empiezas a controlar tus pensamientos muy de vez en cuando.
A veces, consigues enfocarte en tu respiración y no pensar en nada pero dura poco: Respiras, sigues tu respiración, te concentras. Sientes el aire que fluye dentro de ti, lo oyes entrar y salir. Notas donde estás, notas el ahora. Oyes como la brisa mueve las hojas de los árboles y como los pájaros cantan a lo lejos.
De repente, vuelves a escuchar a tus pensamientos y te descubres pensando otra vez. “Mierda, vuelvo a estar pensando. Me he vuelto a ir”. En ese preciso momento te das cuenta de que siempre estamos pensado en otras cosas; nunca estamos en este momento presente.
Meditación Vipassana en Tailandia- Cuarto día
Al cuarto día, por fin el cerebro se da cuenta de que no hace falta pensar tanto. Eres capaz de concentrarte con más regularidad y periodos más largos. Cuando no piensas es como si estuvieras aquí, y a la que empiezas a pensar es como si te fueras a otra parte.
Te sientes relajado y en un estado como de empanamiento constante. Disfrutas del paisaje y de todo lo que te rodea. Te quedas mirando las hormigas que suben por los árboles, los pequeños lagartos que juegan a cazar mariposas y a una serpiente verde que se desliza entre las ramas y las hojas de los árboles.
Prestas más atención a todo lo que pasa a tu alrededor. También el cuerpo se adapta. Aún comiendo poco, cada día que pasa tienes menos hambre. Con este ritmo de vida no se necesita mucho.
Al medio día me quedo completamente en blanco y todo tipo de imágenes empiezan a proyectarse en mi cabeza. No las controlo, solo veo que fluyen sin parar. Veo destellos, líneas de colores e incluso un pájaro azul sacudiendo sus alas. Me desconcentro una milésima de segundo y las pierdo. Al fin comprendo que significa no pensar. Después de cuatro sufridos días, por fin estoy meditando.
Meditación Vipassana en Tailandia – Quinto día
El quinto día me despierto con ilusión porque parece que de una vez por todas aprendí a meditar y entendí su significado y su importancia pero ya casi no como. La rutina me está matando. El día se me hace larguísimo.
Estoy relajado conmigo mismo pero no consigo concentrarme. Estoy cansado ya de todo. Cansado de la comida, del cojín de madera, de tirarme agua fría por encima con un cubo, de estar sentado todo el día pero, sobre todo, de las charlas budistas.
Las charlas puede ser de las cosas más interesantes, pero también de las más aburridas. Tengo que luchar para no quedarme dormido. Me encanta cuando hablan de la moral budista, de no hacer daño a nada ni nadie y de aprender a vivir con moderación pero me cansa cada día escuchar que la vida es sufrimiento y que deberíamos despegarnos de todo para evitarlo.
Sufrimiento y budismo
Para mí la vida es un regalo que hay que disfrutar. Por supuesto que hay sufrimiento, pero es solo un elemento más de tantos otros como: la alegría de ver a tus seres queridos, la excitación de hacer algo por primera vez, el placer de conseguir algo añorado, el dolor de lo perdido, el miedo a la derrota, la vergüenza a quedar mal… Todos estos elementos, buenos y malos, están siempre presentes y aprendes a convivir con cada uno de ellos. A evitar y superar los malos y a disfrutar al máximo de los buenos.
Los monjes nos repiten una y otra vez que no hay que apegarse a nada, que el apego es dolor, que la vida es dolor, que si aguantamos los 10 días nos curaremos de ese dolor y de esa enfermedad. No me considero enfermo y tampoco considero que si estoy enfermo en 10 días vaya a curarme. No quiero despegarme de los míos, me lo han dado todo y soy lo que soy gracias a ellos.
Intento no pensar mucho en ello, solo he venido a aprender a meditar. Pero no se me va de la cabeza. Vine aquí para aprender a meditar y ya lo he conseguido. La experiencia ha estado bien y a partir de ahora puedo meditar por mi cuenta y aprovechar estos próximos 5 días restantes viajando por Tailandia.
Meditación Vipassana en Tailandia – Sexto día
El sexto día por la mañana ya estoy pensando en irme. Casi lo tengo decidido. Quiero ver como me siento por la mañana y después decidiré. Y vuelve a repetirse. Mi mente ya no está aquí, está en otro sitio, haciendo otros planes.
Ya no puedo más, necesito salir de aquí: quiero ir a correr, ir a la playa, comer otras cosas, relacionarme con gente. Necesito hacer cosas y sentirme vivo. Así que después de comer, decido irme. Estoy triste por no haber acabado los 10 días, pero alegre de haber aguantado 5. Finalizar los 10 días quedaría pendiente para la próxima vez.
¿Merece la pena hacer Meditación Vipassana?
Al no ser capaz de finalizar los 10 días de Meditación Vipassana es difícil opinar sobre el curso y sus repercusiones. Solo puedo decir que, como me habían dicho, es una experiencia única y sin lugar a dudas muy recomendable. Aun así, si es posible, te recomiendo una iniciación a la meditación antes de meterte en un curso tan “heavy“.
En lo personal, esos larguísimos 5 días me ayudaron a aprender a meditar y a darme cuenta de que a menudo pensamos demasiado. No hace falta pensar tanto, ni planear tanto las cosas ni preocuparse demasiado. Todo es relativo, lo que te parece muy importante ahora te puede parecer una tontería dentro de 10 años. Por eso, lo mejor es disfrutar del presente, no preocuparse mucho del futuro y menos aún del pasado.
Conclusión: ¡Aprende a meditar!
Animo a todo el mundo a practicar Meditación Vipassana en Tailandia o en cualquier otro país del mundo al menos una vez en la vida. Como experiencia personal es algo único.
Si te interesa profundizar más sobre la Meditación Vipassana en general y el budismo te aconsejo que busques más información en otras fuentes. Por supuesto, todo lo relativo al pensamiento budista Theravada y la meditación vipassana está muy resumido. Algunos datos los he recopilado de Internet y he añadido opiniones personales que son el resultado de mis vivencias en el templo.
Si has hecho meditación Vipassana te animo a que dejes un comentario explicando tu experiencia. Y si en algún momento he interpretado alguna idea incorrectamente, pido perdón por adelantado y te animo a que me escribas para ofrecerme tu punto de vista. Espero que hayas disfrutado de mi artículo sobre la Meditación Vipassana en Tailandia. Si así, no te olvides de valorar el post y compartirlo.
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El pasado nos ha dejado, el futuro no ha llegado.